Corría el año 1961 cuando el Presidente de EEUU John F. Kennedy realizó una promesa que cambiaría el curso de la historia contemporánea: Un americano pisaría la superficie lunar antes de que acabara la década de los 60. Y, en efecto, el 20 de julio de 1969 el Apollo 11 logró lo que parecía ser uno de los grandes hitos de la historia de la humanidad.
Fue a partir de este momento cuando se empezaron a desarrollar teorías de toda índole y condición que venían poco menos que a cuestionar todo aquello. Parte de estas teorías tomaron como punto de partida las fotografías y vídeos rodados durante la misión. Material que, según los llamados conspiracionistas, estaría plagado de errores e incoherencias.
Todos hemos visto la bandera americana plantada en suelo lunar siendo agitada por un viento que, como todos sabemos, no existe en la Luna. Tampoco existe atmósfera, lo cual permitiría apreciar las estrellas y, éstas, brillan por su ausencia.
La famosa pisada de Neil Armstrong también llama la atención por su perfecta definición a pesar de la falta de humedad existente y, más aún, cuando una nave de 4 toneladas apenas deja rastro sobre la superficie lunar. Por otro lado, las sombras y su caprichosa disposición también nos invitan a la reflexión.
Para aquellos que defienden que no se trató más que de una producción cinematográfica de Hollywood con los estudios Walt Disney y el mismísimo Stanley Kubrick a la cabeza, otra prueba, además de las anteriores, sería la letra “C” que en alguna fotografía aparece sobre el terreno y sobre una roca de la luna. Con ello se trataría de situar el centro de la escena en cuestión durante el rodaje.
Los niveles de radiación originados por el intenso campo magnético de la Tierra son otro aspecto a tener en cuenta. Esta exposición no sólo afectaría a la tripulación sino también a los equipos fotográficos y de grabación.
Al margen de los aspectos científicos y técnicos, sería interesante plantear otras incógnitas que requieren su correspondiente reflexión. Cierto es que se trataba de ganar la carrera espacial a los soviéticos fuera como fuera, pero resulta temerario emitir en directo para todo el mundo una misión que acarreaba unos riesgos absolutamente desconocidos y que podría suponer una tremenda humillación para los Estados Unidos. Recordemos que los norteamericanos no pasaban por su mejor momento y que una hazaña de este calibre era el mejor antídoto para desviar la atención sobre la Guerra de Vietnam.
Teniendo en cuenta el nivel de desarrollo científico-tecnológico que disfrutamos en la actualidad, parece cuando menos chocante que algo que se pudo hacer hace más de 40 años con una tecnología primaria si la comparamos con la actual, hoy en día no se haya convertido en algo factible y al alcance del ser humano.
En definitiva, es posible que todo sea verdad y que ciertamente haya sucedido, pero es probable que no de la forma que nos han contado.
Maxi, bienvenido a sin noticias.
Felicidades por el artículo.