Hace un año. Posiblemente ya andábamos camino de Madrid, pero hoy hace un año de la llegada a Santiago.
Partiendo por segundo año consecutivo desde Oviedo un 11 de septiembre de 2010, debía ser este Camino la guinda a un buen año 2010. Uno de los últimos objetivos del año que quedaban por cumplir.
En principio, serían unas 2 semanas hasta llegar al objetivo tras el que habíamos estado caminando durante los últimos años.
Dos semanas difíciles y maravillosas a la vez, en las que se entrelazaban los momentos de deliciosa soledad junto con agradable y saludable compañerismo.
Cuando se necesitaba ayuda, siempre encontrabas un palo amigo que te ayudaba a seguir adelante para esquivar la siguiente piedra de tu Camino. Gente con la que posiblemente no vuelvas a hablar, pero que seguro siempre recordarás en tu vida.
Momento complicados, el recuerdo del abandono del año anterior coincide con una jodida tendinitis que hizo temblar el sueño de llegar a Santiago.
Llegamos a Lugo, a 100 kilómetros de Santiago de Compostela, y el Camino toma otro sendero. Era complicado mejorar la situación dada hasta entonces, pero si había alguna forma de hacerlo, esta se produjo. La deliciosa soledad se convierte a partir de entonces en un Camino de confianza y unión hacia un sueño personal que pasa a ser un sueño común, con la persona que ella sabe (no le demos más bola que luego se pone cansina).Dos semanas de levantarse a las 6 de la mañana todos los días, dos semanas de ampollas en los pies, dos semanas de vida en naturaleza desconectado de la naturaleza, dos semana de vuelta a los orígenes del ser humano, dos semanas de pasos, dos semanas de vivencias diarias y momentos a recordar toda la vida.
Finalmente, 2 semanas que espero repetir pronto.